Seguro que has escuchado muchas veces la frase “SÉ LA CEO DE TU NEGOCIO”.
¿Pero qué significa realmente ser la CEO de nuestro negocio?
Cuando empezamos a emprender, lo normal es que tengamos mil frentes abiertos, y vayamos dando tumbos hasta encontrar nuestro camino y cómo llevar un negocio.
Eso es de esperar.
Sin embargo, llega un punto en que tenemos que desprendernos de esta “yo locomotora” y pasar a tener un papel más visionario y estratégico en el negocio.
Y ese punto llega cuando el negocio tiene un cierto recorrido, un nivel de éxito, tienes las cosas más claras y ya no tienes que hacerlo todo sola.
Llegar hasta ahí es un pedazo de reto, y a todas las que estéis en el camino ¡os mando muchísima fuerza, energía y paciencia!
Hoy quiero, desde una perspectiva personal (porque te voy a hablar de mis experiencias 100%), de cómo he ido desprendiéndome poco a poco de mi “yo locomotora” (como lo he apodado), a tener un rol de CEO en Yo Emprendedora.
Pero antes, quiero hacer una aclaración.
Y es que mi forma de hacer negocios no tiene por qué parecerse a la tuya. Quizá algunas cosas que voy a comentar te resuenan, y quizá otras no. Y eso está bien. De hecho, es lógico.
Pero no te comparto esto para que asientas a todo lo que te diga, sino porque creo que siempre es interesante ver cómo piensan y operan otras emprendedoras, y coger aquello que nos sirva.
Dicho esto, ¡vamos con estas x claves que me ayudaron a cambiar mi mentalidad y ser la CEO de mi negocio!
- Lo primero de todo fue atreverme a DELEGAR.
Y digo atreverme porque, como bien sabrás, no es una decisión nada fácil.
Da vértigo.
Y hay mucha incertidumbre en si te va salir bien, si será un peso económico para tu negocio, si sabrás gestionar a otras personas…
Lo entiendo perfectamente. Pero también tenemos que tener claro desde ya, que NO PODEMOS CRECER SI NO DELEGAMOS.
Incluso si me dices que lo que tú quieres es tener un negocio lifestyle, sencillo, y no quieres ganar demasiado.
Aún así, delegar va a ser una pieza fundamental. Por el simple hecho que, si tú haces de todo en tu negocio, vas a pasar muchas horas en la parte administrativa, o apagando fuegos cuando los haya, y sin embargo ahí donde sí que tu input tiene un impacto – ¿quién está?
Aparte que tú has emprendido para disfrutar, para ser dueña de tu tiempo y para aportar valor con aquello que haces.
Y crees que, si en 5 años estás (me lo invento) gestionando los pedidos, actualizando el carrito de compra, mandando facturas, haciendo la contabilidad, creando y subiendo el contenido a redes, etc. etc. etc. ¿Vas a disfrutarlo, o por el contrario vas a sentir que te has creado un trabajo de oficina?
Ese cambio de mentalidad es un salto de confianza a lo que haces, y un acto de amor propio también.
Y ese mindset se va cultivando incluso antes de que haya llegado el momento de delegar.
Por ponerte un ejemplo, en el primer año de YE, me hice una lista de las tareas y responsabilidades que delegaría sí o sí cuando llegase el momento.
Y dentro de eso estaba la bandeja de entrada y la edición y gestión del podcast.
No ganaba ni un euro con el proyecto, pero yo ya tenía muy claro que esas eran las tareas que no me necesitaban, y que además me pesaban mucho en mi día a día.
Y cuando llegó el momento, y YE empezó a generar unos ingresos suficientes para sostener a otra persona, di el paso.
Como os he dicho más veces, fue algo poco a poco. No pasé de cero a cien, sino que empecé a trabajar con freelance por horas, y cuanto más crecía el negocio, más podía delegar.
Y así se ha mantenido desde entonces.
En resumen, este primer cambio de mentalidad para dejar de sentirme una emprendedora pequeñita, y tratar a YE como lo que es, UN NEGOCIO Y NO UN HOBBY, fue contar con la ayuda de otras personas para crecer en equipo.
- El segundo cambio del que te quiero hablar fue no tomar decisiones impulsadas únicamente por la emoción.
Si te contara la cantidad de veces que he contestado a un email involucrándome demasiado. O que me he sentido ofendida cuando alguien pedía una devolución, aún sabiendo que era una de cada 300 personas. O que me he tomado muy a pecho el, entre comillas, éxito o no tan éxito de un lanzamiento.
Es normal, soy humana, y esa parte vulnerable está ahí.
Pero, si no queremos que emprender sea una montaña rusa emocional constante, llega un momento en el que – como dicen en inglés- tenemos que tener THICK SKIN.
Es decir, por una parte estás tú, y por otra tu negocio.
Tu negocio es una parte de ti, de eso no hay duda. Pero no eres tú.
Y más importante, para tomar buenas decisiones, hay que ser objetivas.
A mí esto me ha costado mucho, y de hecho es algo que siempre hay que trabajar porque no es que llegues a un punto y digas “ya está, lo conseguí”.
En mi caso, tengo la suerte de que Chris, mi novio (o bueno, ahora mi prometido), tiene esto como muy bien integrado. Y cuando me ve flaquear, rápidamente me pone en su sitio.
Él es un emprendedor mucho más lógico, objetivo, de números, de cifras, de estrategia. Y yo, no tanto. Pero por eso tengo que hacer el doble de esfuerzo.
- En tercer lugar, un cambio enorme – que reconozco que aún estoy ahí, porque me cuesta – es el tema de los números.
Es decir, controlar tus números. Tus cifras. Tus estadísticas.
Saber cuántas visitas tienes mensualmente en tu web, desde dónde vienen, qué porcentaje se suscribe a la newsletter, qué te funciona mejor, cuál es tu coste de adquisición de clientes, el LTV del cliente, tus ingresos, gastos, beneficios…
Los números no mienten.
Pero no solo eso. Esta información es clave para después ir optimizando nuestras páginas, recursos y estrategias, y mejorando nuestros resultados.
Antes te decía que Chris es buenísimo en esto – y yo solamente mirando lo que hace aprendo un montón.
Por ponerte un ejemplo, él chequea varias veces al día sus estadísticas de visitas a sus webs, y lo que ha ganado cada día con los anuncios que tiene en cada web. Y también va viendo, cada día, el posicionamiento de sus páginas, si suben o bajan, y va haciendo muchas pruebas – como por ejemplo añadir fotografías o vídeos al contenido – para así después medir el impacto.
Eso lo hace ahora, que tiene un negocio asentado. Pero cuando no ganaba todavía con sus webs, también lo hacía así.
Esa obsesión sana por los números es la causante de que hoy tenga un negocio que funciona.
Vamos, que yo tengo el ejemplo muy cerca. Y sin embargo, mi tendencia es lo contrario: no mirar números, no medir resultados, y guiarme por la intuición.
Y eso está bien, hasta cierto punto.
Por eso te decía que en los últimos 2 años estoy más centrada en los números, cifras y resultados – y sin duda, noto totalmente la diferencia.
Y aunque aún me queda mucho recorrido con esto, hay ciertas cosas que ya he cambiado y que han marcado la diferencia:
- Tener claro cristalino los ingresos, gastos y beneficios, mes a mes. Y no solo eso, sino que en el momento en que lo calculo, a principio de cada mes, separo el dinero del IVA y de los impuestos en una cuenta, para no confundirme y creerme que todo es mi dinero.
- Medir los resultados de los lanzamientos, para saber de dónde viene cada persona, si estaban en la newsletter cuánto tiempo llevaban, ratio…
- Saber el Life Time Value de las miembros del Club. Esto es demasiado importante, y no sé cómo me las he apañado durante tanto tiempo sin esta cifra.
En mi caso, que tengo una membresía, es primordial saber cuál es el valor medio de cada miembro.
Porque así vas a poder tomar decisiones de si subes o no subes el precio, qué tipo de membresía ofreces, cuánto puedes gastar en la adquisición del cliente etc.
- Y también estoy ahora muy encima de las métricas de los anuncios.
Lo que me encanta es que, mi gestora de campañas me hace un análisis semanal con las métricas más importantes, donde me muestra, separado por campañas: la inversión, tráfico, alcance, impresiones, visitas, registros completados, clics, coste por clic, CTR, coste por registro completado y facturación.
Esto semanalmente, en un excel que va actualizando, y que a una persona como yo que le cuesta más esta parte de los números ¡me viene de lujo la verdad!
Y creo que esto en cuanto a números y métricas.
Es decir, como resumen de este tercer punto, un cambio de mentalidad muy grande para mí ha sido entender cómo funciona mi negocio, sin emociones, sin juicios, mirando la realidad. Los números.
Porque solo ahí puedes hacer cambios que marcan las diferencia.
- Y en cuarto (y último lugar) quiero hablarte del cambio más trascendental de todos – y es el tener una visión clara de negocio, y el compromiso con esta.
Siempre había tenido una visión, más o menos clara, de lo que quería que fuese YE, y de cómo quería vivir yo. Pero era algo muy poco claro, muy difuso, y también muy cambiante.
El no tener una visión clara me hacía cuestionarme constantemente.
Imagínate, yo entrevistando a emprendedoras súper top con negocios gigantes en comparación a YE, oficinas, un equipo con decenas de personas, inversores…
Pues claro, aunque yo sabía que eso no era para mí, tampoco sabía realmente por qué, o si era una excusa que me ponía y me hacía quedarme pequeñita.
A veces pensaba “joe Laura, podrías tener una escuela mucho más grande ¡e incluso física! Y hacer eventos de cientos de personas, y ser speaker internacional, y tener una línea de productos de “yo que sé qué”, y tener un negocio millonario…”
Y a ver, yo soy de las que piensa que TODO ES POSIBLE – Y que si realmente te lo propones, puedes conseguirlo.
Pero aquí la pregunta es – ¿cómo quieres emprender? ¿y cómo quieres vivir?
No me preguntes por qué, pero lo que más valoro del mundo es la tranquilidad.
Y eso, para empezar, va en contra de todo esto otro que te he comentado, por muy sexy que parezca a priori.
Al final, mucho de eso es EGO PURO Y DURO.
Pero detrás del ego, ¿qué hay? ¿cuál es tu verdadera razón de estar aquí?
Oye, que si los escenarios, la fama y el éxito te llena y te impulsa, como emprendedora y como persona, ¡a por ello!
Pero en mi caso tengo muy claro que el éxito para mí es tener un negocio increíble pero sencillo al mismo tiempo, con un equipo humano al otro lado.
Y poder ayudar a muchas emprendedoras a hacer realidad sus ideas, sin perder la esencia de YE – que es mi esencia personal. Es mi personalidad.
Creo que se transmite desde el día uno, y por mucho que crezcamos, siempre vamos a mantener esa cercanía y ese tú a tú.
Si no, por muchas cifras que estemos generando, yo paro el carro y vuelvo para atrás.
En resumen, este cuarto cambio de mentalidad fue el de tener una visión de negocio clara, y comprometerme con ella.
Para así poder identificar todas esas súper posibilidades y oportunidades que nos van llegando – pero que en verdad son distracciones, o directamente no son para nosotras. Y dejarlas pasar.
O al contrario. Coger las que sí que estás alineadas con nuestra visión, por mucho miedo o resistencia que sintamos, y darles una buena oportunidad.
Espero que te haya gustado este episodio, y que te sirva para ser cada día la mejor CEO de tu negocio.
Recuerda que tienes mucho camino por delante, y que vas a ir poco a poco abriéndote camino y haciendo las cosas mejor.
Abraza nuestra filosofía del mejor hecho que perfecto, y vete dando pasitos en la dirección adecuada.
Sabiendo que, para disfrutar realmente de tu negocio y ayudar a más y más personas, tu negocio necesita que tomes el timón y le lleves a su destino.
Notas del Episodio:
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