fbpx

Fin del viaje. ¿Y ahora qué?

7 meses y xxx

7 países

Muchas aventuras

Gente maravillosa por el camino

Experiencias que se quedan en mi corazoncito para siempre.

Un viaje que me ha cambiado la vida.

¡Ais, qué penita me da estar grabando este episodio! Pero no se puede viajar para siempre.

O sí. Se puede porque estos meses he conocido nómadas que viven así, viajando sin fecha de fin.

Pero no es para mí. Me gusta viajar, me gusta vivir muchas aventuras, conocer países y culturas diferentes, pero también me gusta tener mi base, mi casita, mi familia cerca, mis amigas, mis planes…

Ese equilibrio en mi caso es fundamental para disfrutar cada cosa y para mantener una cierta cordura.

Aún así, 7 meses y medio viajando es bastante más tiempo del que me había planteado, aunque no es mi record, ya que hace 6 años estuve viajando por Vietnam y Tailandia 9 meses.

Pero esta vez ha sido muy diferente a la primera. Y más especial. En Asia el 90% del tiempo estábamos trabajando, intentando sacar adelante unos proyectos que teníamos, y nuestro foco y energía estaba ahí. 

De hecho, cuando cojo mi diario de viajes de Asia, está llena de páginas donde hablo de los bajones que iba teniendo, de la frustración de no estar en el punto en el que me gustaría, y daba igual si estaba en Ho Chi Minh, Da Nang, Hoi An, Chiang Mai… Mis pensamientos eran: cómo emprender con éxito.

En cambio, esta vez ha sido lo contrario. Chris y yo tenemos 2 negocios estupendos y ambos estamos en un buen momento. Y la verdad es que me emociona el pensar que esto es lo que los dos llevamos años persiguiendo.

Y no me refiero al negocio, porque no teníamos ni idea de cuál sería la idea ganadora – y hemos probado unas cuantas- , pero sí que soñábamos con este estilo de vida, sin saber si era o no posible.

Imagínate, desde que le conocí con 19 años (ahora tengo 30) hablábamos de esto. De poder vivir tranquilos, de poder viajar, de trabajar menos pero con mayor impacto, de sentirnos orgullosos de lo que hemos construído…

Te cuento esto porque a mí siempre me ha parecido inspirador escuchar a otros emprendedores cumpliendo sus sueños, incluso cuando yo estaba aún muy lejos de esto. Me hacía sentir que, si ellos habían podido, yo también.

Aunque, como es de esperar, estos meses no ha sido todo color de rosa. Ha habido altibajos, problemas, discusiones, cansancio… Y de hecho, la semana que viene, para cerrar esta etapa de viaje, te quiero contar cómo he vivido estos meses, con sus partes bonitas y las no tanto. Eso en unos días. Pero hoy tenemos la pregunta del millón.

¿Y ahora qué?

Tocará dejar las maletas y volver a la vida normal.

¿No?

Como te decía al principio de este episodio, este viaje me ha hecho click. Me ha hecho plantearme, aún más, los convencionalismos que tenemos asumidos por sociedad. Y de cómo quiero vivir.

Una pregunta que me hago constantemente, porque al igual que nosotras, esta visión de vida también va cambiando. Tiene vida propia.

Una de las cosas que tengo claras es que viajar no tiene por qué ser algo excepcional, ni sinónimo de vacaciones. A mí me gusta vivir temporadas cortas (o no tan cortas) en otros países, conocer gente local, tener una mayor inmersión en la vida y costumbres del país. Y es algo que pienso seguir haciendo.

No tienen que ser 7 meses. Puedo irme 2 semanas, un mes, 2…

Pero a mí eso me da mucha vida y alegría.

De hecho, te mentiría si te dijese que no tenemos varios viajes en nuestro radar.

Otra cosa que, tanto Chris como yo hemos sacado en claro estos meses, es que hay que trabajar de una forma más inteligente.

Es gracioso porque antes de irme pensaba que trabajaba de una forma muy óptima. Tenía mis horarios, mis objetivos semanales, mis listas de tareas, mis sistemas… 

Trabajaba de lunes a viernes, siendo el fin de semana sagrado desde hacía un par de años o así, y procuraba haber cerrado el ordenador a las 6 de la tarde.

Que oye, no está nada mal!! Yo estaba feliz, después de años sin vida, trabajando sin parar. 

Pero, como he comentado en alguna ocasión, cada día, al cerrar el ordenador, sentía que podía haber hecho más. Que no era suficiente. Y eso que cuando trabajaba (y hablo en pasado, porque estos meses no ha sido para nada así), lo hacía de una forma muy obsesiva.

Digamos que soy el tipo de persona que, hasta que no consigue ponerle un tic a la tarea que está haciendo, no se levanta al baño ni a beber agua, aunque me esté muriendo de ganas.

Cosa que ESPERO cambiar cuando vuelva a mi normalidad, porque no es sano, ni tampoco necesario.

Vamos, que hay mucho que quiero cambiar, empezando por esa rutina. 

Ahora no concibo trabajar de lunes a viernes, de 9 a 6.

Te reconozco que hablar de esto me genera cierto miedo, porque choca con cómo funcionamos como sociedad y las creencias que tenemos asimiladas. Pero aquí somos emprendedoras, y entiendo que estamos aquí porque sabemos que hay una forma distinta de hacer las cosas. Y queremos diseñar una vida a nuestra medida, por muy cursi que esta frase suene.

Por eso me animo a hablar de estos temas sin filtro alguno. Cosa que créeme que no hago con casi nadie. Ni familia, ni amigos. Pero aquí estamos en confianza y sé que, de algún modo, hablamos el mismo idioma.

¿Y cómo voy a organizarme de ahora en adelante? ¿Cómo va a ser mi rutina? ¿Qué sistemas voy a implementar, y qué otros ya no me sirven y voy a dejar atrás?

Algunas cosas aún no las sé y las iré descubriendo a medida que vaya haciendo.

Pero otras sí que las tengo muy claras: Por ejemplo, voy a seguir trabajando por bloques, como venía haciendo hasta ahora. ¡ME ENCANTA!

De hecho, si algo he mantenido durante el viaje ha sido esto. Para todo, preparar el podcast, las newsletters, las campañas, las cuentas del mes, lead magnets, contenido de redes… ¡todo!

¿Y cómo? Pues realmente no tiene mucho misterio. Si tenía una tarde libre de trabajo, en vez de hacer un poco de todo, se lo dedicaba en exclusiva a, por ejemplo, la preparación del podcast. Y no grababa hasta que no tenía, al menos, 5 episodios listos.

O por ejemplo, cuando me ponía a escribir, en vez de hacer el email de esa semana, hacía 4. Y así me dejaba el mes cerrado.

O cuando iba a preparar el siguiente lanzamiento, me hacía una lista con todo lo que había que hacer, e iba haciéndolo todo, paso por paso.

Otra cosa que voy a seguir haciendo va a ser seguir con la preparación de varios meses por adelantado. De esto ya os grabé un episodio hace unos meses que se llama “prepara 3 meses de trabajo en 3 semanas”, y fue gracias a este sistema cómo pude irme de viaje tranquila.

¡UNA MARAVILLA!

No sé si es porque soy Virgo y he oído que las virgo somos muy organizadas (que, por cierto, yo no lo soy pero es uno de mis objetivos vitales), pero a mí es que me da paz hacerlo todo así, con el máximo de antelación posible. De hecho, quizá te resulta curioso saber que los cursos del Club los tenemos cerrados con un año de antelación, ¡muy fuerte, lo sé!

Pero yo así duermo tranquila. Sabiendo que lo más importante está gestionado, y así si hubiera algún percance, nos da tiempo a actuar sin bajar la calidad.

Y una cosa que voy a implementar más en serio va a ser el trabajar por objetivos, con periodos más intensos. Por ejemplo, para mí el verano va a ser un par de meses de mucho trabajo, porque tengo tareas y proyectos pendientes, y para ello voy a hacer un sprint y así sacar en 2 meses lo que de normal haría en… ¿4?

Esto lo veo muy necesario sobre todo cuando vas a sacar cosas nuevas, como un nuevo proyecto, un curso, un programa o lo que sea. Es como cuando quieres aprender inglés. Puedes estar un año yendo unas horitas cada semana a una academia, o puedes cogerte 2 meses e irte a Inglaterra, apuntarte a un intensivo en una academia, y juntarte únicamente con ingleses o extranjeros con los que solo vas a hablar inglés. Y créeme que lo que conseguirás en 2 meses de inmersión va a ser muchísimo más potente que la otra opción.

En mi caso, se vienen meses intensos, de bastante trabajo, potenciales proyectos, muchas ilusiones, y también nuevas aventuras. Porque, aunque mi viaje de 7 meses y medio por Sudamérica y Centroamérica termina en breves, la aventura no se queda ahí. 

Y por eso, con más razón, tengo que optimizar muy bien mis tiempos y ser súper productiva cuando estoy en estos periodos de más trabajo.

Por eso, lo de implementar la semana laboral de 4 días no creo que sea en verano, pero ahí está, en mi lista de prioridades. Ya te iré contando sobre esto cuando llegue el momento.

Siguiendo con el “y ahora qué”, durante estos meses también he tomado decisiones que considero bastante trascendentales.

Siendo una de ellas algo que verás en los próximos meses por aquí y que me tiene súper ilusionada.

De hecho, uno de los motivos de volver en verano es porque necesito dedicarle tiempo a este nuevo proyecto para sacarlo de mi cabeza y hacerlo una realidad.

Y cuando digo que esta decisión ha sido trascendental es porque es un paso muy grande para Y.E, y para mí. Y aunque me da vértigo, porque como todo proyecto nuevo, no sé qué acogida tendrá, es algo que me apetece y siendo que puedo hacerlo muy bien.

Algún día te hablaré de cómo ha sido este proceso de decisión, porque MADRE MÍA, no sabes lo pesadísima que he sido con este tema. Llevo 2 años con la idea, pero cada vez que quería llevarla a cabo, me autosaboteaba con las mil razones por las que no debería complicarme la vida.

Y a ver, en cierto modo creo que antes ni era el momento adecuado, ni yo estaba del todo preparada porque aún me faltaba mucho por aprender, así que no es algo malo haber esperado. 

Pero cuando digo que me autosaboteaba es porque tenía miedo a perder la calidad de vida que he conseguido, porque pensaba que un nuevo proyecto implicaba sí o sí mucho tiempo y sacrificio. 

Y bueno, sí pero no. Es decir, después de mucha reflexión me di cuenta que estaba más que dispuesta a, en ese periodo de creación y preparación, dedicarle más tiempo y echarle horas, pero una vez que lo tienes listo y en marcha, si lo diseñas bien poniendo tus prioridades en el centro, no tiene por qué tener un impacto negativo en tu día a día.

Eso es lo genial de emprender, que tú lo diseñas como te dé la gana. Con tus intereses, tu estilo de vida y tus prioridades.

Y, bueno, a nivel ya personal, tengo muchísimas ganas de ver a mi madre y mis hermanos. De pasar tiempo con ellos. 

De ver a mis amigas, ponernos al día, hacer planes divertidos…

Y también tengo unas ganas locas de disfrutar de mi casita, que me compré justo antes de empezar el viaje. Quiero seguir poniéndola mona, hacer mi ofi a mi estilo, encontrar sitio al arte que hemos comprado durante el viaje…

¡Ah! Y si te estás preguntando si, ahora que vuelvo, vamos a retomar las entrevistas, la respuesta es SÍ. Aunque aún tengo que ver cómo.

Estos meses de solos me habéis escrito un montón para decirme que os encanta este giro del podcast. 

Y a mí me encanta hacerlos, y siento que cada vez lo hago más fluído. Pero también me lleva bastante tiempo…

Así que mi idea es hacer una semana de entrevista, una semana de solo. 

Así puedo hacer entrevistas que realmente sepa que os van a encantar. 

Porque, si te soy sincera, en más de una ocasión me he visto apuradísima con las entrevistas e invitando a gente que ni conocía ni tenía referencias de ellos, solo por esa necesidad de sacar contenido.

Esa forma de crear no me inspira, ni me compensa. Así que eso es lo que tengo en mente ahora.

¿Qué te parece este giro? ¿Te gusta? 

Y no sé, creo que no me dejo nada con este life update. Un episodio algo diferente, pero como de algún modo me has acompañado por estos meses de viaje por el mundo, quería terminar esta etapa tan bonita así. Con este episodio del “y ahora qué”, más el de la semana que viene, donde te hablaré de cómo han sido estos meses de viaje por Latinoamérica.

Gracias por escucharme hasta el final, y seguimos la semana que viene 😀 

Notas del Episodio:

Laura